lunes, 4 de julio de 2011

La sexualidad a través del Tantra

Es una forma de ver la vida, en este caso de abordar la sexualidad en todo su esplendor con toda su fuerza desde la calma, la espiritualidad y al mismo tiempo actuando con total libertad... es una forma de amar.

El amor, el sentirse amado/a y el amar en sí sigue siendo una de las mayores preocupaciones del ser humano, todos queremos sentirnos plenos, llegar al máximo, pero ahora más que nunca no se tiene tiempo y todo pretendemos hacerlo rápido, a toda prisa, con urgencia; también a la hora de la sexualidad. El Tranta plantea, sobre todo la manera de cómo se puede afrontar la sexualidad en el día a día, sobre todo para utilizar por esas personas que aspiran a niveles "superiores" tanto esotéricos como religiosos.

El género humano, como persona, siempre ha buscado el placer, se une a su amante tratando de satisfacer sus deseos y de obtener sensaciones únicas rápidamente, con la idea generada de que el sexo "bien hecho" produce gran placer físico y tratando de llegar pronto al orgasmo, pero dándole excesiva importancia al orgasmo en sí, esto es conocido a partir de los estudios sociológico-sexuales modernos.

El Tantra es una forma de abordar la sexualidad con toda su grandeza, sacando el mayor partido a las sensaciones, al placer, buscando esa necesidad de los hombres de encontrar una nueva manera de ser, de vivir, de pensar, de sentir y finalmente una nueva forma de amar.

¿Con qué chocamos?..., claro que sí, con el materialismo. La mayoría de nosotros lo primero que pensamos antes de dejarnos llevar por las sensaciones es ¿ me conviene.., que me aporta..., que me cuesta..., a que renuncio... etc. etc.

Ese materialismo en el que estamos inmersos debería encauzarse hacia fórmulas más espirituales, sin que ello suponga en ningún momento pérdida de libertad.

Según muchos oráculos e indicios, nos iremos introduciendo en La Nueva Era en los próximos años y nuevos comportamientos con el aprendizaje de nuevas técnicas esotérico/espirituales pero ancestrales resurgirán, con una nueva ternura humana y auténticas definiciones del amor

La sexualidad nunca debe de ser considerada como algo que detiene los procesos iniciáticos esotéricos o religiosos, hay que considerar al hombre como un todo, porque lo que se hace reprimiendo resurgirá violentamente tarde o temprano con la misma fuerza que se reprimió el deseo.

Desde el punto de vista iniciático, si se saben trabajar las energías sexuales, si somos capaces de hacerlo sin represiones internas y sin ansias, es cuando se acumula un gran poder energético en el interior de la persona, no en vano el sexo está situado en el último de los siete chacras centros de energía de la columna vertebral.

El Tantra oriental, en su estudio de las actitudes sagradas humanas, propone para la sexualidad del hombre y la mujer todo un mundo de sabia sensualidad.

En el Tantra, los "roles" normales, aceptados socialmente, se invierten, así "el hombre es Conciencia" y "la mujer es Energía". El hombre es manantial del que la mujer recibe, del que ella debe absorber; la mujer trata de recoger la esencia del hombre (el semen, la energía que crea vida)...

Así el pensamiento y la actitud correcta de la mujer ante el sexo mentalmente y simbólicamente es "Voy a recibir, voy a extraer..." y la del hombre debe ser la de "resistir sereno", "sin orgasmar", receptivo, atento, amable, inteligente etc.
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Según el Tranta para hacer el amor de un modo sublime hay tres elementos básicos

LA MENTE,
LA RESPIRACIÓN
EL SEMEN.

La Mente es un claro reflejo del estado de ánimo, tiene que estar ordenada interiormente y saber lo que quiere y como lo quiere, debe desear mentalmente amar, estar preparada para dar y recibir, y ser así capaz de disfrutar realmente de su entorno y de los sentidos.

La respiración ha de ser profunda y honda, siendo imprescindible para disfrutar de la sexualidad puesto que implica la serenidad precisa que demuestra el crecimiento interior.

La mujer marca la pauta, EL SEMEN debe de ser usado por la mujer como, cuando y de la manera que lo desee, por lo que el control de la eyaculación del hombre es fundamental; es decir, cuando el hombre controla la eyaculación y logra hacer desaparecer de su mente la ansiedad por obtener sexo rápido, fácil y el desahogo de su instinto sexual, la mujer se convierte en una diosa (en el sentido simbólico) siendo en este momento cuando la Energía sexual fluye en toda su amplitud.

Esta fuerza, nace, surge y se desarrolla el último Chakra (Muladhara), centro de energía situado, en la base de la columna vertebral humana, entre el ano y el sexo tanto de la mujer como del hombre.

Los practicantes del Tantra, como ciencia sagrada oriental, buscan que sus relaciones sexuales sean todo un ritual energético, una ofrenda del sexo y lo consideran como una vía espiritual más, en el la mujer es considerada como manifestación de la Diosa de energía Shakti y el hombre como manifestación del Dios Shiva por lo que el Tantra sacraliza las relaciones sexuales, consiguiendo alcanzar cimas y cotas de placer profundas muy altas.

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